• Sinopsis

    Julietta es una joven mujer que es atropellada de noche en las calles de Waterbill City, donde es salvada por un vampiro y mas tarde recogida por su mejor amiga, Isabella Vantherfiel, la cual le ayuda en su nueva vida como neófita. Ahora ha vuelto al pueblo...

  • Personajes

    Conoce a cada personaje de esta historia de vampiros, brujas, licantropos, demonios, ángeles... ¿A que esperas? Adentrate en las afueras de Richmond

  • Capitulos

    No te pierdas ningún capitulo de esta historia. Adentrate en este viejo pueblo y averigua que es eso oscuro que acecha a nuestros personajes.

  • Galería

    Fotos de cada capitulo de la historia y más. ¿Te lo vas a perder? ¡Échale un vistazo!

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sábado, 19 de abril de 2014

Cap.2 El baile de las sombras (Parte 4)


Volver a Cap.2 El baile de las sombras (Parte 3)

Julietta se tiró al suelo, manchando sus rodillas y su vestido de la sangre de su padre. Se resistió al olor, no estaba para comer en ese momento, justo cuando sus ojos se cristalizaron al ver a Angelo sin vida.
Las puertas de la entrada de la mansión Hulfreyed se abrieron bruscamente, dando paso a una brusca brisa que llevaba consigo una bruma negra. Este viento oscuro empezó a recorrer la sala, destruyendo a todo ser o cosa que hubiera por delante. Los demás invitados empezaron a salir al exterior, gritando asustados.
—Papá...—masculló Julietta, con lagrimas en el rostro, entre el alboroto.—¿Qué te han echo?

La joven neófita acarició la fría mejilla sin vida de su padre, el cual aun seguía sangrando.
Nicolás algo agobiado, agarró del brazo a Julietta.
—Tenemos que salir de aquí, ahora.—le avisó alzando la voz para que le escuchase. Pero Julietta se negó, zafándose del agarré.—¡Julietta, por favor, hay que salir de aquí ahora!
Julietta parecía no oírle, el ruido del alrededor era insignificante con el dolor que recorrida cada centímetro de su cuerpo. No podía parar de mirar el rostro de Angelo que tenía entre sus manos manchadas de esa exquisita y deseosa sangre humana. Alzó la mirada hacia el pequeño balcón de la planta de arriba, donde antes Michael había dado su pequeño discurso. Pudo diferenciar la misteriosa sonrisa de Orión; que miraba el panorama como un espectador viendo una película en el cine, y la melena rizada y oscura de Regina.
La neófita frunció el ceño extrañada, y supuso que él tendría algo que ver. Con cuidado dejó la cabeza de su padre en el suelo, y se levantó rápidamente.
—Bien, ahora vayámonos.—insistió Nicolás, agarrando de nuevo la mano de Julietta.
—Ve a salvarle el pellejo a otras damiselas en apuros, Nicolás. Yo tengo algo que hacer aquí antes de irme.
El chico de ojos azules se dio por vencido. Suspirando salió al exterior, mientras Julietta subía las escaleras hacia la planta superior, que parecía estar mas tranquila. Con precaución les siguió el paso a Regina y a Orion, los cuales se pararon en seco y la mirada caramelizada de Regina volteó atrás. Julietta en acto reflejo se escondió tras una alacena que había en el pasillo, pudiendo oírles perfectamente.
—Esta no es tu lucha, Regina.—comentó Orión con una seriedad extrema, rodeando el rostro de la vampiresa entre sus manos.—No tienes por qué estar haciendo esto.
—Si es mi lucha, Orión. Yo fui quien decidió ayudarte en esto, en apoyarte. Deja de cohibirte y esconderte de mi, sabes muy bien que nos puedes solo con D...
Fue lo único que pudo escuchar cuando en ese momento su atención se dirigió a un bicho de color negro y viscoso que se acercaba a ella con paso rápido. Era exactamente igual que los bichos de la ducha de esta mañana. Julietta empezaba a preguntarse si eran alucinaciones suyas, o si verdaderamente eran reales. El insecto se paró en seco y una bruma negra como la anterior que interrumpió en la sala salió de él, rodeando el cuerpo de Julietta. Comenzó a sentir dolores por todas sus extremidades, y la cabeza le ardía, junto con una gran presión en el pecho. Un grito de dolor surgió de su garganta y segundos después, cayó desmayada al suelo.
Orión y Regina se percataron y, a velocidad vampírica, salieron al exterior por la ventana antes de que viniera alguien. Los pasos apresurados de los tacones de Isabella, retumbaron por el suelo. Se llevó sus pálidas manos a su boca, que desprendía asombro, y a la vez angustia al ver a Julietta tirada en el suelo.
—¡Julietta!
Bella cargó a Julietta en brazos como pudo y salió por la única ventana que permanecía abierta. La mantuvo parte del camino en brazos, la otra parte del camino Julietta se la pasó tumbada en el lomo de Amy.
Cuando llegaron a casa, la tumbaron en su cama y Amelia se encargó de ponerle una pequeña toalla húmeda en la frente, debido a que su temperatura corporal había aumentado con gran rapidez.
Bella se quedó toda la noche sentada a su lado, esperando a que Julietta hiciera algún gesto de vida. Fue a media noche cuando ocurrió. Julietta abrió los ojos con dificultad y observando borroso, distinguió la figura de Isabella.
—Bella...¿que ha pasado? ¿Y Orión?
—Shh..está todo bien, ya estamos en casa.—Le tranquilizó, apartándole el cabello de la cara.—Espera un momento, ¿has dicho Orión?
Julietta tragó saliva con dificulta e intentó incorporarse, irguiéndose sobre la cama.
—Sí, les estaba escuchando antes de que me distrajera con el bicho y él estaba hablando con una chica de cabello castaño y...no me acuerdo de mas.
—¿Bichos? ¿Chica de cabello castaño?—Isabella no daba crédito de lo que escuchaba.—¿Julietta bebiste algo raro en el baile?
—Te lo digo enserio, Bella. Estaba hablando con una chica, y ella pronuncio algo relacionado con la letra "D".
—¿"D"?
—Supongo que sería un nombre, pero solo alcancé a escuchar la primera letra...
Isabella suspiró agobiada y se tumbó en la cama, mirando al techo. Julietta le observaba con la mirada aun borrosa y con el malestar en el pecho aún latente. Todo era muy extraño. Su padre había muerto esa misma noche, y el dolor se hacía cada vez mas profundo.




















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